INSTITUTO BELGRANIANO DEL LITORAL
  El Sable
 






Réplica del Sable del General Manuel Belgrano. 
Pieza donada por el Brigadier (R) D Ivar D. Cotelo.
 

El histórico sable que perteneció al Brigadier General Don Manuel Belgrano se exhibe en la sala que lleva su nombre en el Museo Histórico Nacional, ubicado en el Parque Lezama de la ciudad de Buenos Aires.

El 10 de octubre de 1881 la señora Antonina Alvarado, viuda de Moyano e hija del Brigadier General Rudecindo Alvarado (1792-1872) -quien se destacó en nuestras luchas independentistas-, cursó una nota al Honorable Congreso de la Nación desde Salta donde residía, donando entre otros objetos, el sable que había pertenecido a su extinto padre y que, a su vez, lo había recibido del general Martín Miguel de Güemes (1785-1821), dejando constancia que con anterioridad lo había utilizado el general Belgrano. Esa donación quedó en custodia en la Biblioteca de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, en razón de no existir aún el Museo Histórico Nacional.

El 10 de septiembre de 1890, el director del recién creado Museo Histórico de Buenos Aires, Dr. Adolfo P. Carranza (1857-1914), hizo una presentación por escrito a la Honorable Cámara de Diputados solicitando aquella donación, gestión que fue aprobada ese mismo día, pasando al nuevo museo que la exhibió a partir de su inauguración el 15 de febrero de 1891. Este organismo adquiriría pocos meses después su actual denominación de Museo Histórico Nacional.(2)

Este histórico sable es una hoja de acero corva, de 103 cm de largo, con figuras y adornos dorados en su tercio superior, de un solo filo, lomo redondo, ancho vaseo en ambas mesas desde la espiga hasta la misma punta, carece de bigotera y no presenta marca de fábrica ni inscripción alguna, con guarnición de aro de bronce dorado y cincelado, con varias figuras simbólicas y ornamentales cinceladas, con asta de bronce cincelado, faltándole a la empuñadura una de sus cachas de nácar y estando quebrada la restante.

La vaina es dorada, con dos abrazaderas y anillas, con tres aplicaciones de bronce que representan escenas de guerra no identificadas, estando el resto repujado artísticamente.(3)

Este sable le fue donado en el año 1813 por la Asamblea General Constituyente como premio por la victoria de Salta, del 20 de febrero de aquel año. En la sesión del 8 de marzo se acordó por unanimidad ofrecerle un sable de guarnición de oro con la siguiente inscripción grabada en su hoja: “La Asamblea Constituyente, al benemérito general Belgrano”, además de entregarle un premio de $ 40.000 en fincas del Estado.(4)

Como hemos expresado, la hoja del sable con figuras y adornos de oro exhibida en el museo, no presenta inscripción. Se desconocen las causas por las cuales no se cumplió con el mandato de la Asamblea Constituyente, tal vez por carecer la hoja del espacio suficiente para grabar una leyenda tan extensa o bien, por posible desidia gubernamental.

Si bien historiadores como Bartolomé Mitre, Enrique de Gandía y otros, citan la donación del sable por parte de la Asamblea Constituyente de 1813, no han analizado su historia ni quienes fueron sus posteriores dueños. El arquitecto e historiador Luis Güemes Ayerza, autor de la extensa obra Güemes documentado, planteó en el artículo “El sable del general Güemes”, publicado en una revista de la Gendarmería Nacional en 1970, que el sable que donara la señora Antonina Alvarado de Moyano había pertenecido únicamente al general Güemes, quien lo había recibido de su amigo el comerciante porteño Miguel de Riglos en 1819. Nosotros desestimamos esta hipótesis que ignora la donación efectuada por la Asamblea del año 13 al general Belgrano.

Desde el punto de vista iconográfico, existen algunos óleos antiguos que representan al general Belgrano portando un sable muy similar al aquí descripto, pero la falta de detalles ha impedido que pueda ser confirmado como aquel que recibiera en 1813.

Sin embargo, uno de los primeros óleos conocidos que muestra con total nitidez a este sable, es la magnífica tela de l,30 m por l,05 m, que fue pintada en 1947 por Tomás del Villar por encargo del Complejo Museográfico Enrique Udaondo (Luján), la que se exhibe en su Sala Cultural.

La primera réplica que se realizara de este sable fue dispuesta por el Gobierno Nacional para la Gendarmería Nacional por un decreto del año 1957, en cuanto había pertenecido al general Güemes. Por este decreto se aceptó su figura como representación histórica de un paladín de la defensa de la frontera, ordenando su uso por parte del personal superior que alcanzara el grado máximo de Comandante General y una réplica reducida para los cadetes de su instituto de formación.

Como un justo homenaje de la Fuerza Aérea Argentina para honrar la memoria del ilustre brigadier general Belgrano, al cumplirse en 1970 el bicentenario de su nacimiento y el sesquicentenario de su muerte y a propuesta del Profesor Aníbal Jorge Luzuriaga, entonces Miembro de Número del Instituto Belgraniano Central, su Comandante en Jefe brigadier general Carlos A. Rey, resolvió que una réplica de su sable corvo fuera usada como insignia de mando de los Brigadieres. Esta disposición por problemas económicos recién se cumpliría a partir de 1979, por gestión del actual y también entonces Presidente del Instituto, Dr. Aníbal Jorge Luzuriaga. En ese mismo año, por otra disposición y previa coordinación con las autoridades pertinentes, se asignó a la Jefatura Militar de su Estado Mayor General la responsabilidad de custodiar simbólicamente su mausoleo y apoyar con personal administrativo las tareas del Instituto Belgraniano Central, actual Instituto Nacional Belgraniano

(Fuente:  
www.manuelbelgrano.gov.ar )

El 24 de Septiembre de 2008, aniversario de la Batalla de Tucumán, el Sr. Brigadier (R) Don Ivar Delmar Cotelo, honró al Instituto Belgraniano de Santo Tomé, al donar su sable, réplica del que perteniera al General Belgrano. 


 
   
 
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